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Cómo elegir bien una guardería para mi hijo

La elección de la guardería es una de las más difíciles y de las que más ansiedad provocan en los padres, sobre todo si son primerizos. En el Blog de Hero hoy queremos ayudarte a que puedas tomar la mejor decisión tiendo en cuenta todos los parámetros posibles que rodean a el mundo de la educación infantil a edades tempranas. ¿Te quedas con nosotros?

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La distancia entre la guardería y los centros de trabajo, el programa educacional que tiene, el personal y su cualificación, si cuenta con un equipo de logopedas asociado, etc… Son muchas las dudas que surgen a los padres cuando se plantean que ha llegado el momento de buscar a su hijo una guardería para proseguir con su educación.

Entre los 14-18 meses se establece el momento de que un bebé comience con su educación fuera del núcleo familiar en una guardería, Los niños a partir de los 18 meses son más autónomos, andan solos, se expresan verbalmente y disfrutan de la compañía de otros pequeños. Están preparados para esta nueva andadura. Sin embargo, cada vez son más los padres que por motivos de agenda laboral deciden contar con la guardería con unos meses de antelación. No pasa nada, los padres no deben sentirse culpable por tomar esa decisión. De hecho hay estudios que certifican que la guardería les estimula y prepara para adaptarse a la educación primaria con más facilidad y acierto.

¿Qué debo tener en cuenta para elegir una guardería?

A la hora de seleccionar un centro infantil debes tener en cuenta en primer lugar la accesibilidad que tengas para ir y volver del centro, tanto tú como tu pareja o los familiares que día tras día serán los encargados de llevar o recoger al pequeño. Nuestro consejo es que te tomes tiempo para esta tarea, paseando y mirando las guarderías que hay en un radio de unos 8-10 km a la redonda. Si dispones de vehículo puedes ampliar el radio de búsqueda, aunque lo cierto es que la experiencia demuestra que la comodidad en los desplazamientos es un factor determinante en la elección de un centro infantil u otro.

En segundo lugar, ya debes centrarte en el Plan Educativo con el que trabaje cada centro, buscando guarderías en las que se estimule y potencie las capacidades del niño, y no aquellas que sean una planta meramente asistencial.

Antes de dar el visto bueno entrevístate con el equipo de directores, con los educadores y cuidadores, así como revista las instalaciones, horarios, ventajas e inconvenientes, etc… Preocúpate de saber el número exacto de niños con los que cuenta el centro, y de si por ejemplo, hay servicio de refuerzo para la hora de comer y la siesta. En cuanto a la calidad de las instalaciones, busca guardarías con espacios bien ventilados, amplios, de luz natural, patios exteriores y con muchos juegos y materiales de estímulo para los pequeños.

Recuerda que el personal que atiende a los niños de 0-3 niños debe tener el título de educador infantil, y que de 3-6 años deben ser maestros con la especialidad de Educación Infantil.

Hay escuelas infantiles que cuentan, además, con equipos de psicopedagogía para la atención temprana asociados. Suelen estar compuestos por psicólogos, pedagogos, logopedas, educadores, etc… Su labor es asesorar y orientar tanto a niños, como a los educadores y por supuesto apoyar a aquellos pequeños con alguna necesidad especial. Encontrar escuelas infantiles con equipos de esta calidad os dará mucha confianza.

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El temido primer día. Así será más fácil

El primer día de guardería siempre es un día difícil, tanto para los pequeños como para los padres. Para facilitarlo se recomienda comenzar a realizar actividades en las que los niños no están con sus padres, sino con otros cuidadores algunas horas. De igual modo, una vez que empiecen la guardería, es bueno que lo hagan paulatinamente, que la primera semana sean solo un par de horas, la siguiente tres y así poco a poco se vayan acostumbrando a estar sin sus padres, a entablar relaciones con su educador, con los compañeros etc…

Siempre se aconseja que ese día desde los padres se transmita mucha tranquilidad y entereza, ya que si ni los padres tienen clara la decisión el pequeño puede percibir esa ansiedad y romper a llorar.

Si aún así, con todas las precauciones, los niños lloran, no pasa nada. Pronto se adaptarán a un medio en el que aprenderán muchas cosas y recibirán estímulos muy necesarios para su educación posterior.