De 10 a 12 meses. Un gran paso evolutivo

De 10 a 12 meses. Un gran paso evolutivo

El gran punto de inflexión de la maduración de un bebé es el hecho de aprender a caminar. Un pasito, otro, otro y quizá hasta dos o tres más ante la mirada embelesada de sus papás. A partir de ese momento, nada volverá a ser igual para él ni para vosotros: no podréis perderlo de vista ni un segundo, ¡y aún así se caerá más de un batacazo! pero este no es el único logro que conseguirá tu pequeño en este trimestre... ¡ni mucho menos!

Recuerda que todos los plazos que sugerimos para los hitos evolutivos de los bebés son aproximados. ¡Cada uno sigue su propio ritmo!

Desarrollo oral: cada vez más independiente

Es una progresión lenta pero -con vuestra ayuda- segura. De purés, cremas y trocitos de alimentos “fáciles” pasamos al siguiente escalón: bocaditos de alimentos más sólidos, con texturas no tan cómodas y un mayor abanico de sabores.

 Para pasar con garantías a la alimentación complementaria, no obstante, el pequeño debe cumplir unas condiciones: debe mantenerse sentado de forma autónoma y, por supuesto, ha de ser capaz de coger los alimentos por sí mismo.

Los dientes continúan creciéndole (con las molestias que le van a ocasionar al pobre) y sus mandíbulas son cada vez más operativas: es capaz de masticar llevándose los alimentos de los lados al centro (movimiento diagonal). Todo esto le permite probar cada vez más alimentos e ir superando la fase del “sólo purés”.

¿Ventajas de que él mismo se autoalimente? Son muchas: aprende a regular su sensación de saciedad, descubre nuevos sabores y texturas y ¡esto es lo mejor! se suma a las comidas en familia, con vuestros horarios y comiendo “lo mismo” que vosotros.

Para que esté aún más integrado es muy aconsejable que le consigáis su propia vajilla, con cubiertos, platos y vaso de su tamaño con un diseño atractivo para él.                       

Desarrollo motor: un gran paso para la humanidad

Si decide arrancarse a caminar, esto eclipsará en cierta medida el resto de sus logros, pero ¡ojo! son muchos y muy importantes… y es que sus capacidades se multiplican en esta etapa, a través de avances que -así leídos parecen modestos- pero que implican avances fundamentales en su desarrollo psicomotriz.

Así, verás como es capaz de coger objetos pequeños con dos dedos, agarrándolas con pulgar e índice (no con toda la mano). Poco a poco irá perfeccionando este agarre en forma de pinza o pinza digital, un logro de la motricidad fina, y su destreza manual crecerá exponencialmente: puede apilar cubitos, guardar cosas dentro de una caja…su capacidad para el juego crece y crece. Golpea objetos entre sí para que hagan ruidos. Se cambia las cosas de mano: de izquierda a derecha y al revés. También desarrolla el sentido del ritmo y le gusta acompañar sus canciones preferidas con gestos y/o palmas.

Desarrollo cognitivo: la curva del aprendizaje

El aprendizaje del bebé responde en esta etapa a la capacidad asociativa. Entiende que tú eres ma-má o pa-pá, y también comprende muchas más cosas de las que puede expresar con palabras. Por ejemplo, ¡hora del baño! ¡vamos a dormir!

Empiezan a comprender que existe una realidad -gente, objetos- más allá de su campo de visión ¡otro logro espectacular! Así, buscará los juguetes que se caigan o que le escondas…aunque esta nueva habilidad también le causará algún que otro disgusto cuando salgáis de la habitación.

Cada vez le interesan más los cuentos que le leéis y puede pasar las páginas (incluso varias a la vez).

Su relación con los alimentos progresa en más sentidos: entran en juego el olfato (¡se continúa desarrollado hasta los 8 años!), el tacto, y la vista… ¡comes por los ojos!

Aprende el gran poder de los gestos en la comunicación: negar con la cabeza, mover la mano para saludar… y el aprendizaje por imitación: hace como que se peina el cabello, presiona los botones del mando a distancia de la tele o simular que habla por teléfono. También le divierte imitar sonidos de animales: muuuuuu, guau guau, miauuu. ¡Esto os dará mucho juego!