Lactancia materna vs mixta

Lactancia materna vs mixta

Cuando tienes un bebé, hay muchas cosas que tienes que decidir. Una de las decisiones más importantes es el tipo de alimentación que le darás a tu hijo.

La lactancia materna es sin duda, con diferencia, lo mejor que puedes darle a tu bebé, ya que se adapta a todas sus necesidades nutricionales y de energía en cada una de sus etapas de crecimiento: contiene las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa, proporciona las proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que necesita, así como los anticuerpos que ayudan a que tu bebé sea menos propenso a enfermar. 

Sin embargo, si no te es posible o no lo deseas, las fórmulas infantiles cumplen con los requerimientos nutricionales de los bebés en cada etapa de crecimiento. Adicionalmente, puedes optar a una práctica intermedia: la lactancia mixta

En este artículo abordaremos las particularidades de cada opción, para que, en el momento de plantearte un posible cambio de lactancia materna a lactancia mixta, tengas a tu alcance toda la información necesaria.

Lactancia materna vs mixta: dar el pecho

La lactancia materna 

La lactancia materna es el proceso por el que la madre alimenta a su bebé recién nacido a través de sus senos, que segregan leche materna inmediatamente después del parto. La Asociación Española de Pediatría (AEP), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales autoridades médicas internacionales recomiendan que, si no hay ningún problema médico que lo impida, ya que existen circunstancias que la dificultan y a veces no es posible, los recién nacidos deben alimentarse exclusivamente con leche materna al menos durante los seis primeros meses de vida. A partir de ese momento, recomiendan complementar la lactancia materna con la introducción gradual y escalonada de otros alimentos distintos de la leche hasta los 2 años de edad. 

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la biblioteca de medicina más grande del mundo, la leche materna tiene la cantidad necesaria de nutrientes que los bebés necesitan, entre los que se destacan los carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales, entre otros. Además, también contiene muchas sustancias que benefician al sistema inmunitario del bebé, como anticuerpos, enzimas, y factores inmunológicos. De esta forma, la leche materna no solo se adapta a las necesidades nutricionales y las características digestivas del bebé, sino que también actúa como protección natural para contribuir en la prevención de enfermedades respiratorias, problemas de piel, infecciones, alergias, diabetes u obesidad. 

Lactancia materna, lo mejor para tu bebé 

  • Las ventajas incontestables de la lactancia materna son - además de las propiedades nutricionales - los compuestos no nutricionales (como enzimas, factores de crecimiento o inmunoglobulinas), así como el contacto de la piel de la madre con la piel del bebé y la temperatura de la leche regulada de forma natural. Por este motivo, ni instituciones ni científicos ponen en duda que la leche materna es mejor que la de fórmula.  
  • La lactancia materna siempre está a la temperatura adecuada para el bebé. 
  • A través de este tipo de leche, el bebé obtiene todo lo que necesita durante sus primeros meses de vida. Contiene anticuerpos (defensas) que le protegen frente a enfermedades infecciosas (catarros, otitis, neumonías, diarreas, ...) e incluso frente a posibles enfermedades futuras como pueden ser obesidad, asma o alergia. Además, la madre tiene la capacidad de producir más anticuerpos cuando el bebé está enfermo. 
  • Las madres que amamantan tienen menor riesgo de tener depresión posparto y anemia, además aumenta su autoestima y confianza. La recuperación en cuanto a pérdida de peso es más fisiológica y rápida, de hecho, el útero vuelve antes a la normalidad y existe menos riesgo de hemorragia posparto. Además, a largo plazo reduce el riesgo de padecer cáncer de mama o de ovario. 
  • Por otro lado, la lactancia materna ayuda a reforzar el vínculo entre madre e hijo. Por no hablar del ahorro que supone la leche materna frente a comprar leche en polvo, así como la inmediatez con la que se obtiene, porque siempre está disponible.  
Lactancia materna vs mixta: leche de fórmula

La lactancia mixta 

La lactancia mixta es aquella en la que se combinan la leche materna y la lactancia con leche de fórmula o diferentes tipos de leches infantiles. Aunque no suele ser la opción inicial elegida por las madres para alimentar a sus bebés, los motivos por lo que las madres optan por esta lactancia son muy variados, desde problemas con la lactancia hasta situaciones en las que resulta necesario separarse del bebé durante un breve período de tiempo, como por ejemplo por conciliación, pasando por una decisión personal entre lactancia materna o mixta. Aunque antes de optar por la lactancia mixta es importante que las madres lo consulten con el pediatra para conocer todas las implicaciones que supone. 

¿Qué implica la lactancia mixta?  

Una de las particularidades que conlleva dar lactancia mixta es que el bebé puede ser alimentado indistintamente por la madre o por el padre. Aunque existen muchas maneras de que el bebé establezca un vínculo afectivo con su padre como la hora del baño, el cambio del pañal o a la hora de jugar y estimularlo, ambos podrán compartir momentos bonitos y estrechos durante esta etapa de alimentación tan importante. Por otro lado, ante la reincorporación de la madre al trabajo tras la baja maternal, la lactancia mixta supone una elección bastante común porque facilita la alimentación del pequeño o pequeña mientras su madre está ausente.  

Si decides a combinar lactancia materna con leche de fórmula infantil, debes saber que hay una amplia variedad de fórmulas en el mercado, todas ellas adaptadas a cada fase de crecimiento del bebé para que puedas darle en cada momento lo que necesita y con componentes naturalmente presentes en la leche materna. Sin embargo, dar lactancia mixta también conlleva algunas implicaciones que has de tener en cuenta:  

  • La elaboración del biberón es un proceso mucho más complejo que dar el pecho, ya que requiere un proceso de esterilización, preparación y calentamiento.  
  • Por otro lado, debes tener en cuenta que el bebé, sobre todo si es muy pequeño o porque le gusta que ‘se lo den todo fácil’, puede llegar a preferir alimentarse del biberón y terminar por frustrar una lactancia al pecho, porque cuando mama del pecho tiene que hacer más esfuerzo succionando para que la leche salga, mientras que con la tetina del biberón la leche sale sola, muy fácil, sin tener que succionar. 
  • Finalmente, las madres que dan el pecho con menos frecuencia producen menor cantidad de leche, de forma que es posible que la lactancia materna, tan beneficiosa para el bebé, tenga que finalizar antes de lo deseado. Por ese motivo es tan importante tenerlo en cuenta, especialmente si el bebé aún no ingiere otros alimentos.  

Con toda esta información, seguro que podrás tomar la mejor decisión para tu bebé.