cómo curar el ombligo

Cordón umbilical bebé: cuidados necesarios y algunas tradiciones

Principal y vital nexo de unión con su madre durante los 9 meses del embarazo y a través del cual recibió todo el alimento y oxígeno que necesitaba para desarrollarse, el cuidado del cordón umbilical de tu bebé comienza en el momento de su nacimiento.

¿Sabes bien cómo limpiarlo y cuidarlo en estos primeros momentos? Toma nota de nuestros consejos para mantenerlo bien limpio y que no se infecte la herida. 

¿Por qué es tan importante el cordón umbilical?

Como ya sabes, el cordón umbilical es la estructura que une al bebé con su madre durante el embarazo y va desde el ombligo del feto hasta la placenta. En su interior están los vasos sanguíneos que sirven para intercambiar sustancias entre la madre y el feto: es a través del cordón umbilical por donde le llegan al bebé el alimento y el oxígeno, por ejemplo, de ahí su importancia vital en todo el proceso de gestación y el nacimiento.   

Muy importante es también el cuidado del cordón umbilical, que comienza en el momento del nacimiento. Después del parto, los profesionales sanitarios pinzan el cordón y lo cortan con material estéril, por ello, hasta que cicatriza, es primordial mantener las medidas higiénicas correctas para que se mantenga limpio y evitar que los gérmenes de la piel provoquen una infección. Lee atentamente para enterarte bien de cómo limpiar y cuidar correctamente el ombligo de tu bebé.  

¿Cómo limpiar el ombligo correctamente? 

Agua, jabón y secar bien. Tan simple como esto. A pesar de que a lo largo del tiempo se han utilizado muchos tipos de soluciones antisépticas y antibióticos tópicos para abordar el cuidado del cordón umbilical, en la actualidad no son necesarios en los países desarrollados donde se practica una adecuada atención neonatal y se garantiza unas buenas medidas higiénicas. 

¿Cómo limpiar adecuadamente el ombligo con agua y jabón? Estos son los principales pasos que debes seguir para limpiar el cordón umbilical de tu bebé: 

  • Lávate las manos antes de ponerte a ello. 

  • Limpia la zona del cordón con agua tibia y un jabón neutro.  

  • Sécalo muy bien. Puedes ayudarte con una gasa limpia y seca para envolver el cordón, cambiando la gasa cada vez que le cambies el pañal a tu bebé (es recomendable que a su vez le cambies los pañales de manera frecuente). 

Siguiendo estos pasos y haciendo el proceso con mucho mimo y cuidado, debería servir hasta que el ombligo de tu recién nacido cicatrice bien y se caiga solo.   

4 señales de alarma 

Eso sí, hasta que llegue el momento de la cicatrización y por tanto, el cordón umbilical se caiga solo, hay que estar atentos a algunas señales que nos avisen de que algo no va bien. Estas son las más frecuentes: 

  • La zona del ombligo está enrojecida o inflamada.  

  • El cordón está húmedo con una secreción amarilla maloliente. 

  • El cordón umbilical sangra, aunque a veces puede producirse un pequeño sangrado, algo normal con la caída del cordón umbilical o el roce con el pañal. 

  • La caída del cordón se retrasa después de los 15 días de vida, ya que suele desprenderse entre el 5° y 15° día de vida. 

Algunos mitos curiosos sobre el cordón umbilical 

¿Sabías que en torno al cordón umbilical hay algunos mitos y rituales practicados por otras culturas alrededor del mundo? Pues sí, y algunos muy curiosos. ¡Sigue leyendo! 

Así como en la mayoría de países occidentales a los pocos minutos de nacer el bebé se suele cortar el cordón umbilical, en cambio, en otros lugares del mundo, se mantiene conectado a la madre durante más tiempo. Sin embargo, una vez se ha cortado, el procedimiento o ritual es distinto según la cultura o el país: 

En muchos lugares es muy común enterrarlo en la naturaleza, por ejemplo, en Brunei se envuelve en una sábana blanca y son los hombres los que lo entierran junto a un árbol o una planta, y en Jamaica, después de enterrarlo, se planta un árbol como símbolo del nacimiento de la vida. 

En Turquía, dependiendo de donde se entierre, esto determinará el futuro laboral del bebé, si es cerca de un establo será un amante de los animales; si es cerca de un colegio, se dedicará a la vida académica; si es al lado de una mezquita, será un buen musulmán; sin embargo, si se lanza al agua, será el destino sea el que lo determine.  

En Kenia también se entierra el cordón, y en concreto, la tribu keniata de los kimba creen que deben agradecer a la Madre Tierra la llegada del bebé, por eso es la partera la que se encarga de enterrar el cordón y la placenta en los alrededores de la casa. 

Un ritual muy parecido es el que practican los indios navajos de América del Norte, aunque la creencia se arraiga en el deseo de que el bebé siempre esté atado a su tierra ancestral y pueda regresar a su hogar. 

 

En Nueva Zelanda el cordón no descansa en la tierra, sino en el agua: los maoríes de la isla de Cook lo lanzan al mar en el caso de los niños, porque según la tradición, el espíritu del hombre pertenece al océano abierto, y en el caso de las niñas, lo lanzan a las aguas interiores, ya que su espíritu pertenece a las lagunas. 

 

Y hay culturas en que el cordón resulta ser un recuerdo muy apreciado durante toda la vida, como en Japón, donde las madres lo reciben en una caja de madera cuando salen de la clínica.