El estímulo ideal para el cerebro de tu bebé

El estímulo ideal para el cerebro de tu bebé

¿Sabías que en los dos primeros años de vida se desarrollan hasta el 80% de nuestras capacidades cognitivas futuras? Para desarrollar todo nuestro potencial la naturaleza nos provee de leche materna, el alimento fundamental para un crecimiento sano y feliz, tanto físico como cognitivo.

Mantener la mirada fija en un objeto con enorme concentración, llevarse las rodillas al pecho cuando le van a cambiar el pañal, descubrir sus manos (¡son mías!), reconocer a sus mamás/papás, observar el entorno con mayor curiosidad, descubrir olores, tactos, sonidos… el desarrollo cognitivo de un bebé pasa por una serie de pequeños hitos que marcan su crecimiento y, en cierta medida, sus capacidades futuras.

Los niños necesitan estímulos positivos, atención, juego y cariño para desarrollar todo su potencial... sin olvidar una alimentación óptima. Para obtenerla, la naturaleza pone a nuestra disposición el alimento perfecto -la leche materna- que la OMS, UNICEF y las sociedades científicas más relevantes recomiendan en exclusiva los seis primeros meses de vida, para posteriormente mantenerla –ya en combinación con otros alimentos- hasta cumplir los 2 años o incluso más.

La leche materna alimenta el desarrollo físico y también el cognitivo del bebé gracias a una serie de nutrientes como son la grasa láctea, los componentes de la membrana del glóbulo graso de la leche (MFGM), el DHA, el ácido alfa linolénico, la vitamina C o el hierro. Te los presentamos:

MFGM es una membrana que cubre cada gotita de grasa de la leche materna. Posee componentes y nutrientes esenciales que favorecen el desarrollo mental y el sistema inmunológico de los niños desde su nacimiento y durante los primeros años de vida.

DHA: el ácido docosahexanoeico es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga de la familia de los omega-3 fundamental para el desarrollo del sistema nervioso central del bebé. El DHA se incorpora a la materia gris y a la sustancia blanca del cerebro así como a los conos y bastones de la retina del ojo, para un óptimo desarrollo de la función visual.

El ácido alfa linolénico (ALA) es pariente directo del DHA (omega-3) y resulta imprescindible para el crecimiento y la reparación de las células. Además, posee efectos antiinflamatorios, de regulación de la presión arterial y la coagulación sanguínea.

El ácido araquidónico (ARA), de la familia de los omega 6, presente en la leche materna, juega un papel importante, junto con el DHA, en el desarrollo cognitivo e inmune del bebé. El ARA es el principal ácido graso omega-6 en el cerebro, representando el 48% del total de grasas omega-6 presentes en él.

Vitamina C: es una vitamina hidrosoluble que no se almacena en nuestro organismo, de modo que debemos tomarla a diario. La vitamina C es esencial para la estructura de los huesos, cartílagos, músculos e incluso los vasos sanguíneos. También ayuda a conservar sanos los tubos capilares y las encías. Es necesaria para absorber el hierro

Hierro: cumple una misión tan importante como ayudar a los glóbulos rojos a transportar el oxígeno por todo el organismo. Así, resulta primordial tenerlo en los niveles adecuados porque los niños -hasta los 5 años aproximadamente- son particularmente vulnerables a la anemia ferropénica.

No obstante, en caso de que no sea posible o no se desee la lactancia materna, existen fórmulas infantiles enriquecidas con todos los nutrientes referidos que pueden ser una alternativa muy válida para alimentación de tu bebé. Estas fórmulas infantiles han de estar respaldadas por trabajos sólidos de investigación basado en evidencias científicas y contar con todas las garantías.