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Desayunos infantiles saludables

Es alrededor de los 6 meses cuando poco a poco empezamos a diversificar la dieta de nuestro bebé ofreciéndole otros alimentos, además de la leche, para que vayamos cumpliendo los requerimientos nutricionales de cada edad.

Es además un buen momento para que se vayan estableciendo rutinas y horarios en las comidas principales, por lo que es el momento perfecto para introducir los hábitos necesarios para realizar desayunos infantiles saludables. 

Hasta ahora el pecho había dado a demanda, pero poco a poco, además de las tomas de leche a demanda, podemos ir marcando los horarios de las principales comidas del día: Desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, y convertirlas en momentos positivos en familia en los que explorar nuevos sabores y texturas, creando con ello hábitos y costumbres saludables que acompañarán a nuestros bebés toda la vida.  

Recuerda los signos que indican que tu bebé, sobre los 6 meses, ya está preparado para tomar otros alimentos:  

  • Presenta interés por la comida.  

  • Desaparece el reflejo de extrusión (que expulsa los alimentos no líquidos con la lengua a la que llegan a la boca).  

  • Es capaz de coger comida con la mano y llevársela a la boca.  

  • Se mantiene sentado con apoyo (encima de un adulto, o en una trona o sillita).  

Se desaconseja empezar antes de los 4 meses ni después de las 26 semanas con la alimentación complementaria porque puede aumentar el riesgo de déficit de hierro y puede haber una peor aceptación de nuevas texturas y sabores. 

5 consejos para hacer tus desayunos infantiles más saludables 

1. Adapta el desayuno a cada edad 

Dependiendo de la edad de tu peque, este irá adquiriendo ciertas habilidades motoras. No tengas prisa, cada bebé tiene su ritmo. Al principio podrá coger alimentos con la mano entera, hacer la pinza con el índice y el pulgar o llegará a manipular cubiertos.  

Como con las cantidades, piensa que al principio es más importante que vaya aceptando otras texturas y experimente con sabores diferentes que la cantidad en sí del alimento que coma, ya que su alimento principal sigue siendo la leche, ya sea materna o de fórmula.  

Podemos ofrecer las primeras frutas en puré, y dárselo con cuchara o dejarle experimentar lavando bien la fruta y dejando, por ejemplo, un extremo de frutas como plátano o sandía para que pueda cogerlas y llevárselas a la boca por sí mismo.  

No te preocupes si tu bebé rechaza un alimento al principio, ¡es normal! Puede que le resulta extraño el sabor, la textura o el color, por lo que es importante que lo siga probando poco a poco, ya que un bebé necesita probar un alimento hasta 10 veces para asimilar sus características y lo incorpore a su dieta. 

Debemos tener en cuenta que las raciones deben ser pequeñas y que dependerán de la edad de nuestro peque. Por ejemplo, a un niño o niña de 1 año se le daría ¼ de manzana, 150 ml de leche y 20 g de cereales, pero si nuestro peque es mayor, las cantidades cambiarían.  

2. Introduce fruta todas las mañanas 

El desayuno, siempre con fruta. Es una rutina que los puede acompañar toda la vida. Aprovecha las frutas de temporada y no tengas miedo en que prueben frutas con diferentes sabores.  

 Y sobre todo sin añadir azúcar ni edulcorantes. Estimular su sentido del gusto con diferentes frutas pueden también hacer las mañanas divertidas y favorecer una predisposición positiva a la hora de probar en el futuro diferentes sabores. 

3. Incluye una ración de leche 

La leche materna sigue siendo el lácteo de primera elección y se recomienda por encima de cualquiera otra leche, siempre que madre y bebé lo deseen. 

A partir de los 8-10 meses pueden ofrecerse pequeñas cantidades de leche entera, yogur o queso tierno, para ya incluirlo como una ración a partir de los 12 meses.  

En caso de lactante no amamantados ofreceremos leche de continuación y según se vaya diversificando la dieta, se irá disminuyendo la cantidad de leche, pero siempre mantener al menos dos raciones de lácteos al día (unos 500ml) y una de esas raciones se puede ofrecer en el desayuno.  

4. Incorpora una ración de cereales 

Los cereales en el desayuno van a aportar nutrientes y energía para afrontar el día. Se pueden ofrecer en papillas, en tortitas, pan, repostería casera sin azúcar o disueltos en leche. 

Por ejemplo, las pastas con avena y frutas o tortitas con harina integral de espelta y en un formato fácil de manipular y experimentar.  

5. Recuerda: ¡Evita distracciones ni pantallas! 

Más allá de la nutrición del desayuno, el marco físico-afectivo es muy importante. No obligar, presionar ni premiar, ya que estas estrategias pueden interferir en el aprendizaje de los bebés a identificar y regular las sensaciones de hambre y saciedad.  

Evita las distracciones, crea un momento familiar en el que hablar, participar de su logos y disfrutar de la comida en un ambiente paciente y agradable nos ayudará a crear una predisposición positiva y una relación sana con la comida.