Cómo sacar los mocos a un bebé
Las congestiones nasales son un verdadero enemigo para los recién nacidos y también durante los primeros años de vida de los bebés. Los molestos mocos les atacarán en más de una ocasión; el motivo no es otro que un incipiente sistema inmunológico.
Las congestiones nasales son un verdadero enemigo para los recién nacidos y también durante los primeros años de vida de los bebés. Los molestos mocos les atacarán en más de una ocasión; el motivo no es otro que un incipiente sistema inmunológico.
Cuando un bebé tiene mocos, puede ser una preocupación para los padres. Saber cómo limpiar adecuadamente la nariz de tu bebé no solo mejora su comodidad, sino que también previene posibles complicaciones respiratorias.
Los bebés suelen resfriarse de manera común y debemos también considerar que este tipo de mucosidades son una primera barrera defensiva del bebé (y también de un adulto) cuando es infectado por algún tipo de virus respiratorio. En conclusión: no hay que asustarse si mi bebé tiene mocos. Lo que deberemos hacer es limpiar las vías respiratorias de nuestro bebé las veces que sean necesarias, especialmente antes de dormir. De esta manera, los recién nacidos descansarán mucho mejor y también ingerirán alimentos sin tantas molestias. Y, obviamente, respirarán más cómodamente.
En este artículo, te ofrecemos métodos eficaces y consejos prácticos para sacar los mocos a tu bebé de forma segura.
Importancia de limpiar los mocos del bebé
Haya o no mocos en la nariz del bebé, esta debe limpiarse con cierta frecuencia, puesto que este simple acto repercutirá en una mejor respiración del bebé. Esto puede hacerse con suero fisiológico o con agua marina, y situando al bebé en la misma posición que comentábamos anteriormente.
Otra opción que contribuye a una mejor sensación del bebé está en el uso de humidificadores en aquellos lugares donde el ambiente sea muy seco, y así no tendremos que limpiar la nariz bebé.
¿Por qué es crucial limpiar los mocos de tu bebé?
Los bebés, especialmente los recién nacidos, no pueden sonarse la nariz por sí mismos. La acumulación de mocos puede causar incomodidad, dificultar la alimentación y el sueño, y en casos más graves, llevar a infecciones respiratorias. Limpiar los mocos regularmente ayuda a mantener las vías respiratorias despejadas y mejora el bienestar general del bebé.
En cualquier caso, la aparición de la congestión nasal en bebés no está relacionado con el uso de la leche, como se ha comentado en algún foro. Al contrario, tal y como dice la Asociación Española de Pediatría, el consumo de leche no aumenta la producción de mocos ni flemas, y es una importante fuente de calcio y un alimento fundamental en la alimentación de los niños.
Métodos eficaces para sacar los mocos a un bebé
Uso del aspirador nasal
El aspirador nasal es una herramienta utilizada para eliminar la mucosidad del bebé. Para usarlo correctamente, sigue estos pasos:
Coloca al bebé en una posición cómoda.
Introduce suavemente la punta del aspirador en una de las fosas nasales del bebé.
Aspira la mucosidad con cuidado, repitiendo el proceso en la otra fosa nasal.
Técnica de vaporización
La vaporización ayuda a aflojar la mucosidad, facilitando su eliminación. Puedes usar un humidificador o simplemente sentarte con tu bebé en el baño con el agua caliente corriendo (sin que el agua toque al bebé) para crear vapor. Este método es especialmente útil antes de usar el aspirador nasal.
Posición adecuada para limpiar los mocos
Colocar al bebé en una posición semisentada facilita la eliminación de los mocos. Utiliza una almohada o tu propio cuerpo para sostener al bebé en esta posición mientras realizas la limpieza nasal.
Masajes suaves
Los masajes suaves alrededor de la nariz y los senos paranasales pueden ayudar a aflojar la mucosidad. Utiliza movimientos circulares con las yemas de los dedos, asegurándote de no ejercer demasiada presión.
Hidratación adecuada
Mantener bien hidratado al bebé es fundamental. La hidratación adecuada ayuda a diluir la mucosidad, facilitando su eliminación. Asegúrate de que tu bebé esté tomando suficiente leche materna o fórmula.
Consejos prácticos para sacarle los mocos a un bebé fácilmente
Utilización de agua marina
El agua marina es una solución salina que puede ayudar a aflojar los mocos. Puedes comprarla en forma de spray nasal y utilizarla según las instrucciones del producto. Es una opción segura y efectiva para bebés.
Uso de suero fisiológico y jeringuilla
El suero fisiológico es otra herramienta útil para la limpieza nasal. Utiliza una jeringuilla sin aguja para aplicar el suero en las fosas nasales del bebé. Esto puede ayudar a aflojar y eliminar la mucosidad.
Lavados nasales: cómo hacerlos menos molestos
Los lavados nasales pueden ser incómodos para el bebé. Para hacerlos menos molestos, asegúrate de usar una cantidad adecuada de solución salina y realiza el proceso lentamente. Mantén al bebé tranquilo y cómodo durante todo el procedimiento.
Cuándo consultar al pediatra
Signos de alarma
Es importante saber cuándo es necesario consultar al pediatra. Algunos signos de alarma incluyen:
Dificultad para respirar
Fiebre alta
Mucosidad persistente o de color verde
Inapetencia o dificultad para alimentarse
Si observas alguno de estos signos, es recomendable buscar atención médica.
Consejos para prevenirlos
Asomarán, prácticamente, de octubre a junio por su naricilla. Los dichosos mocos acompañan a los niños durante el año escolar, provocándoles malestar y en ocasiones complicaciones como bronquitis u otitis. Prepárate para hacerles frente.
Un niño puede pasar entre cinco y ocho procesos respiratorios anuales. Si además tu pequeño no ha cumplido el año, ármate de paciencia porque los doce primeros meses de su vida son los más complicados, dado que su sistema inmunológico aún está desarrollándose. Por tanto, cómo prevenir es mejor que curar, toma nota de estas recomendaciones que harán menos frecuentes los contagios:
Da el pecho a tu hijo el máximo tiempo posible. La leche materna contiene anticuerpos e inmunoglobulinas que le protegen frente a virus y bacterias y estimulan sus defensas.
Sigue rigurosamente el calendario vacunal de tu hijo y ponle las vacunas que te recomiende tu pediatra, aunque no estén financiadas por la Sanidad pública.
El lavado frecuente de manos es fundamental. Hazlo con frecuencia y siempre antes de coger al bebé, darle de comer y después de cambiarle el pañal.
No fumes en su presencia, ni en casa ni en el coche. Los niños expuestos al humo tienen un riesgo cuatro veces mayor de padecer neumonía o bronquitis.
Extrema la limpieza general de la casa y de sus juguetes y ventila todos los días las habitaciones.
Mantén una humedad relativa en casa y una temperatura en torno a 22 ºC.
Aumenta la ingesta de líquidos y el lavado nasal con suero fisiológico cuando esté acatarrado.
No expongas al niño a cambios bruscos de temperatura, pero tampoco lo tengas en ambientes cerrados todo el día. Si hace frío, abrígale bien y sácale a pasear en las horas centrales.
No le lleves a la escuela infantil mientras tenga fiebre o tos. Aunque parezca que ya ha pasado lo peor, puede que no se le cure bien el resfriado, y además contagie a sus compañeros.
Ofrécele una dieta variada, rica en vitaminas A -presente en verduras-, C -en cítricos y hortalizas, cinc -en carnes y legumbres-, hierro -carnes, pescados, huevos y legumbres-. Y no olvides la cebolla, el ajo y el puerro, con propiedades mucolíticas y antisépticas.
Respeta a diario sus horas de sueño, tanto de día como de noche.
Con estos métodos y consejos, podrás ayudar a tu bebé a respirar mejor y sentirse más cómodo. Recuerda siempre actuar con suavidad y consultar al pediatra ante cualquier duda o síntoma preocupante.