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¿Pueden ser los bebés hiperactivos?

Si tu bebé llora frecuentemente, le cuesta dormir, notas que no para quieto o que es muy movido, quizá hayas pensado que estés delante de un bebé hiperactivo. El TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es una condición crónica que afecta a millones de niños y niñas, y es común que continúe en la edad adulta, aunque muchos síntomas disminuyen con el paso de los años.

Pero la hiperactividad o el TDAH no se puede diagnosticar en la primera infancia, y aunque los progenitores de peques con déficit de atención e hiperactividad saben que hay síntomas que empiezan a estar presentes ya desde la edad preescolar, en ese momento se considera que los niños y niñas aún están en pleno proceso de adquisición de las habilidades sociales y del autocontrol, y todavía es pronto para poder asegurar que las conductas que presentan sean un indicio de neurodiversidad. 

¿A partir de qué edad se puede diagnosticar un bebé? 

En ningún caso podemos diagnosticar a un bebé con TDAH. La edad mínima para el diagnóstico son los 7 años, ya que antes de ese momento, su comportamiento puede ser debida a su propia etapa del desarrollo o a sus rasgos de personalidad.  

Durante la infancia es normal tener un comportamiento impulsivo en un momento o en otro, y que las criaturas en edad preescolar tengan periodos de atención cortos o no puedan terminar tareas. Los niños y niñas pequeños son naturalmente activos, puede ser muy perjudicial para su desarrollo el etiquetarlos de forma prematura.  

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¿Energía o hiperactividad? 

Todos los bebés son únicos y diferentes. El sueño, por ejemplo, es un proceso evolutivo y con la misma edad puede haber grandes diferencias entre horas de sueño de un bebé a otro. Lo mismo con el nivel de energía. Hay bebés más demandantes, que gestionan peor la separación de su madre o su padre, o que tienen rabietas más intensas.  

​​Si tu bebé tiene varias de estas características quizá te estés enfrentando a un bebé de alta demanda:  

  • Es un bebé intenso. Pone toda su energía en cada cosa que hace, y ya de bebé, tiene un llanto muy potente y un lenguaje corporal muy expresivo.  

  • Hiperactivos.  

  • Agotadores. Siempre te dejan con la sensación de agotar tu energía antes que la suya. 

  • Se alimentan frecuentemente. Con un bebé de alta demanda puedes tener la sensación de que “se pasa todo el día en el pecho” o que toma poca cantidad de leche en cada toma de biberón, pero se queda con hambre y vuelve a pedir muy seguido.  

  • Demandante. Quizá su principal característica.  

  • Se despierta frecuentemente.  

  • Impredecible. Muchas veces lo que ha funcionado una vez para calmarle, o para dormirle, no le interesa de nuevo o no funciona otro día.  

  • Muy sensibles.  

  • Necesidad de contacto físico. No poder dejarlo en cunas, carritos, o hamaquitas, son bebés que tienen mucha necesidad de estar en brazos.  

  • No se calman solos.  

  • Muy sensibles a la separación.  

Los bebés de alta demanda exigen mucha atención, y las dificultades a la hora de dormirlos o de calmarlos hacen que las personas adultas que los cuidan estén por lo general agotados o confundidos, pensando que puede tener algún trastorno del desarrollo. Estos son bebés neurotípicos, y no tienen por qué desarrollar un trastorno del neurodesarrollo en el futuro.  

Síntomas de que nuestro peque parezca hiperactivo 

Como madres y padres, también es cierto que desde edades muy tempranas podemos tener sospechas de que nuestro bebé sea hiperactivo. En ese caso lo mejor es consultar con profesionales de pediatría.  

Anota los síntomas que has visto en tu bebé para comentarlos en la visita con el especialista. Aunque un bebé no pueda ser diagnosticado con TDAH puede empezar a manifestar algunos signos de forma temprana, y conviene prestarles atención para ver cómo evolucionan. 

Algunos de los síntomas en bebés hiperactivos que te pueden poner alerta y pueden ser indicios de un futuro diagnóstico son los problemas de atención como: 

  • No es capaz de prestar atención a los detalles y notas que comete muchos errores por descuidos.  

  • Tu bebé tiene dificultad para permanecer concentrado en una misma actividad.  

  • Parece que no te presta atención cuando le hablas directamente.  

  • Le cuesta seguir instrucciones sencillas.  

  • No le gustan las actividades que requieran de concentración.  

  • Pierde cosas con facilidad.  

  • Suele distraerse mucho.  

Los síntomas también pueden estar relacionados con la impulsividad como:  

  • Le cuesta mucho permanecer sentado. 

  • Se mueve continuamente cuando tiene que estar quieto. Dando golpecitos con las manos o pies.  

  • Está en constante movimiento.  

  • Trepa en situaciones inapropiadas.  

  • Habla demasiado.  

  • Responde sin pensar o interrumpe a otras personas cuando le hablan.  

  • Le cuesta mucho esperar su turno.  

  • Interrumpe los juegos de otros niños o se entromete en ellas.  

Ten siempre en cuenta que la mayoría de niños y niñas son hiperactivos e impulsivos en algún momento, y que son muchos los factores que pueden hacer que un bebé no esté gestionando bien sus emociones, no te precipites a emitir un diagnóstico y respeta sus tiempos y evolución. Está en pleno proceso de aprendizaje y poco a poco seguro que irás viendo grandes cambios en tu bebé.